Las mujeres egipcias poseían propiedades y podían disponer de ellas a voluntad, y también usufructuar los bienes del marido, y viceversa. Ocupaban un lugar destacado en la sociedad y les gustaba mostrarse en público con su mejor aspecto. El adulterio femenino estaba tolerado, y no se castigaba con la muerte como en otras culturas de la región. Su influencia en la sociedad fue elevada en todas las épocas, y determinante en algunos períodos. En las tumbas, las esposas aparecen al lado de sus maridos, y estrechamente unidas a ellos tanto en la vida como en la muerte.
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